Elige tu personaje. [[Si quieres ser un chico llamado Álex,|Página 2a.]] [[Si quieres ser una chica llamada Ana, |Página 2b.]]Te llamas Álex y, sinceramente, la clase de historia te parece un somnífero. El Sr. Morales, con su entusiasmo habitual, está describiendo la toma de la Bastilla durante la Revolución Francesa. "¿Pueden imaginar el fervor, la pasión...?" Mientras él habla, tú examinas el reloj de bolsillo (pocket watch) que heredaste de tu abuelo, un inventor algo excéntrico. Es una pieza antigua y curiosa. La tapa de metal está grabada con símbolos extraños, y en el centro, en lugar de manecillas, hay una pequeña aguja (needle) imantada que gira sin cesar sobre una esfera con marcas incomprensibles. "¡Álex!" La voz del Sr. Morales te sobresalta. "Si ese artefacto es más interesante que la caída de la monarquía francesa, quizás deberías compartirlo con la clase." Sientes cómo te ruborizas. "Lo siento, señor," murmuras, "es que... está roto, creo." Por puro nerviosismo, presionas la corona (el botón de arriba) del reloj. La aguja giratoria empieza a ralentizar su danza caótica. Una luz tenue, de un color azul pálido, emana del centro de la esfera. En la luz, ves números parpadeando en rápida sucesión: 3... 2... 1... 3... 2... 1... Es como una cuenta atrás hipnótica. [[Si presionas la corona cuando la luz muestra "3", |Página 4a.]] [[Si presionas la corona cuando la luz muestra "2", |Página 5a.]] [[Si presionas la corona cuando la luz muestra "1", |Página 13a.]]Te llamas Ana y, sinceramente, la clase de historia te parece un somnífero. La Sra. Morales, con su entusiasmo habitual, está describiendo la toma de la Bastilla durante la Revolución Francesa. "¿Pueden imaginar el fervor, la pasión...?" Mientras ella habla, tú examinas el reloj de bolsillo (pocket watch) que heredaste de tu abuela, una inventora algo excéntrica. Es una pieza antigua y curiosa. La tapa de metal está grabada con símbolos extraños, y en el centro, en lugar de manecillas, hay una pequeña aguja (needle) imantada que gira sin cesar sobre una esfera con marcas incomprensibles. "¡Ana!" La voz de la Sra. Morales te sobresalta. "Si ese artefacto es más interesante que la caída de la monarquía francesa, quizás deberías compartirlo con la clase." Sientes cómo te ruborizas. "Lo siento, señora," murmuras, "es que... está roto, creo." Por puro nerviosismo, presionas la corona (el botón de arriba) del reloj. La aguja giratoria empieza a ralentizar su danza caótica. Una luz tenue, de un color azul pálido, emana del centro de la esfera. En la luz, ves números parpadeando en rápida sucesión: 3... 2... 1... 3... 2... 1... Es como una cuenta atrás hipnótica. [[Si presionas la corona cuando la luz muestra "3",|Página 4b.]] [[Si presionas la corona cuando la luz muestra "2", |Página 5b.]] [[Si presionas la corona cuando la luz muestra "1",|Página 13b.]]El salto te deja sin aliento. Aterrizas con un chapuzón en un charco de lodo maloliente. El aire es frío y huele a humo de leña, a paja húmeda y a algo desagradable que prefieres no identificar. Estás fuera de las imponentes murallas de piedra de un castillo medieval. Ves techos de paja y estructuras de madera oscura. Es la Época Medieval. Observas a los campesinos trabajando en campos cercanos. Sus ropas son toscas, de colores apagados, y sus caras reflejan una vida dura. Unos niños, con los pies descalzos a pesar del frío, persiguen a unas gallinas cerca de una carreta desvencijada. El ambiente es sombrío, muy diferente a las coloridas ilustraciones de tus libros. De repente, un grito resuena desde lo alto de la muralla. Un caballero (knight), cuya armadura reluce incluso bajo el cielo gris, te ha visto. Te señala con un dedo enguantado en metal y grita órdenes a los guardias de la puerta. Lo ves bajar corriendo por una escalera de piedra, su espada ya desenvainada, con una expresión de furia en el rostro. "¡Alto ahí, extranjero!" brama mientras se acerca. "¡Tu atuendo es sospechoso! ¡Habla o probarás mi acero! ¡¿Eres acaso un espía del Duque vecino?!" El reloj vibra en tu mano. La luz azul parpadea frenéticamente: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 5a.]] [[Si presionas en "2", |Página 6a.]] [[Si presionas en "1",|Página 7a.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 14a.)]]Un vértigo intenso y ¡zas! Te encuentras en una jungla exuberante y sofocante. El aire es espeso, pesado con el olor de vegetación en descomposición y flores desconocidas. Estás rodeado de helechos (ferns) del tamaño de árboles pequeños y plantas con hojas enormes. El sonido de insectos gigantes zumbando es casi ensordecedor. ¡Has viajado 65 millones de años al pasado! Oyes un crujido de ramas y el suelo vibra bajo tus pies. Un Tiranosaurio Rex, mucho más grande e imponente de lo que cualquier película podría mostrar, irrumpe en el claro. Sus escamas tienen un tono verdoso parduzco, y sus pequeños ojos amarillos brillan con inteligencia depredadora. Ignora tu presencia momentáneamente mientras persigue y atrapa con sus enormes mandíbulas a un dinosaurio más pequeño que huye despavorido. El espectáculo es a la vez aterrador y fascinante. Contienes la respiración, esperando que no te note. Pero una vez terminada su caza, el T-Rex levanta su enorme cabeza, olfatea el aire y sus ojos se fijan en ti. Abre sus fauces, mostrando hileras de dientes como cuchillos, y emite un rugido ensordecedor que parece hacer temblar el mismísimo aire. El reloj vibra con tal violencia que casi se te cae. La luz parpadea desesperadamente: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 6a.]] [[Si presionas en "2", |Página 8a.]] [[Si presionas en "1", |Página 9a.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 15a.)]]El reloj falla. Saltas al vacío del espacio. FINEl salto te deja sin aliento. Aterrizas con un chapuzón en un charco de lodo maloliente. El aire es frío y huele a humo de leña, a paja húmeda y a algo desagradable que prefieres no identificar. Estás fuera de las imponentes murallas de piedra de un castillo medieval. Ves techos de paja y estructuras de madera oscura. Es la Época Medieval. Observas a las campesinas trabajando en campos cercanos. Sus ropas son toscas, de colores apagados, y sus caras reflejan una vida dura. Unas niñas, con los pies descalzos a pesar del frío, persiguen a unas gallinas cerca de una carreta desvencijada. El ambiente es sombrío, muy diferente a las coloridas ilustraciones de tus libros. De repente, un grito resuena desde lo alto de la muralla. Un caballero (knight), cuya armadura reluce incluso bajo el cielo gris, te ha visto. Te señala con un dedo enguantado en metal y grita órdenes a los guardias de la puerta. Lo ves bajar corriendo por una escalera de piedra, su espada ya desenvainada, con una expresión de furia en el rostro. "¡Alto ahí, extranjera!" brama mientras se acerca. "¡Tu atuendo es sospechoso! ¡Habla o probarás mi acero! ¡¿Eres acaso una espía de la Duquesa vecina?!" El reloj vibra en tu mano. La luz azul parpadea frenéticamente: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 5b.]] [[Si presionas en "2", |Página 6b.]] [[Si presionas en "1", |Página 7b.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 14b.)]]Un vértigo intenso y ¡zas! Te encuentras en una jungla exuberante y sofocante. El aire es espeso, pesado con el olor de vegetación en descomposición y flores desconocidas. Estás rodeada de helechos (ferns) del tamaño de árboles pequeños y plantas con hojas enormes. El sonido de insectos gigantes zumbando es casi ensordecedor. ¡Has viajado 65 millones de años al pasado! Oyes un crujido de ramas y el suelo vibra bajo tus pies. Un Tiranosaurio Rex, mucho más grande e imponente de lo que cualquier película podría mostrar, irrumpe en el claro. Sus escamas tienen un tono verdoso parduzco, y sus pequeños ojos amarillos brillan con inteligencia depredadora. Ignora tu presencia momentáneamente mientras persigue y atrapa con sus enormes mandíbulas a un dinosaurio más pequeño que huye despavorido. El espectáculo es a la vez aterrador y fascinante. Contienes la respiración, esperando que no te note. Pero una vez terminada su caza, el T-Rex levanta su enorme cabeza, olfatea el aire y sus ojos se fijan en ti. Abre sus fauces, mostrando hileras de dientes como cuchillos, y emite un rugido ensordecedor que parece hacer temblar el mismísimo aire. El reloj vibra con tal violencia que casi se te cae. La luz parpadea desesperadamente: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 6b.]] [[Si presionas en "2", |Página 8b.]] [[Si presionas en "1", |Página 9b.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 15b.)]]El reloj falla. Saltas al vacío del espacio. FINEl salto te deja en medio de un camino ancho y polvoriento, bajo un sol radiante. Reconoces instantáneamente la silueta inconfundible del Coliseo recortándose contra el cielo azul. Estás en la Antigua Roma. El bullicio es increíble: legionarios con sus armaduras segmentadas marchan en formación, mercaderes pregonan sus mercancías (aceite, vino, telas) en puestos improvisados, y ciudadanos vestidos con togas de diferentes calidades van y vienen, discutiendo animadamente. Un carro lujoso tirado por cuatro caballos blancos pasa a toda velocidad, casi arrollándote. "¡Muévete, escoria!" te grita el auriga, vestido con una túnica costosa. Te apartas justo a tiempo. Te quedas mirando la magnificencia del Coliseo, imaginando las luchas que han tenido lugar allí dentro. Ves cómo unos guardias empujan a un grupo de hombres de aspecto extranjero, encadenados, hacia una de las entradas del anfiteatro. Mientras observas, dos pretorianos (guardias imperiales) con cascos y corazas ornamentadas te agarran bruscamente por los brazos. "¡Tú! ¡Extranjero! Tus ropas son insultantes. Además, pareces fuerte," dice uno de ellos con desprecio. "El pueblo exige juegos. ¡Hoy lucharás para divertir a Roma!" Te arrastran sin contemplaciones hacia la arena. El reloj vibra con fuerza: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 9a.]] [[Si presionas en "2",|Página 10a.]] [[Si presionas en "1",|Página 11a.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la|Página 16a.)]]El caballero te golpea con su espada. FINAterrizas de pie sobre arena ardiente. El calor es sofocante, el sol implacable. Estás en el Antiguo Egipto. El majestuoso río Nilo fluye cerca, con barcas de velas triangulares deslizándose sobre sus aguas. En la orilla opuesta, ves campos verdes irrigados por canales. Pero lo que domina el paisaje son las pirámides en construcción, enormes montañas artificiales rodeadas de andamios y miles de trabajadores. Te acercas a un grupo que arrastra un bloque de piedra colosal sobre rodillos de madera. El esfuerzo es visible en sus rostros sudorosos. Un supervisor egipcio, con un kilt blanco y un látigo (whip) en la mano, observa atentamente el trabajo. Al verte, frunce el ceño. Tu ropa moderna destaca absurdamente en este entorno. "¡Eh, tú!" grita, señalándote con el látigo. "¿De dónde has salido? ¡No eres uno de los nuestros! ¡Guardias, prended a este intruso!" Dos soldados corpulentos, armados con lanzas y escudos de cuero, se dirigen hacia ti con paso amenazante. El reloj vibra con urgencia: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 8a.]] [[Si presionas en "2", |Página 11a.]] [[Si presionas en "1",|Página 5a.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 17a.)]]El salto te deja en medio de un camino ancho y polvoriento, bajo un sol radiante. Reconoces instantáneamente la silueta inconfundible del Coliseo recortándose contra el cielo azul. Estás en la Antigua Roma. El bullicio es increíble: legionarios con sus armaduras segmentadas marchan en formación, mercaderes pregonan sus mercancías (aceite, vino, telas) en puestos improvisados, y ciudadanos vestidos con togas de diferentes calidades van y vienen, discutiendo animadamente. Un carro lujoso tirado por cuatro caballos blancos pasa a toda velocidad, casi arrollándote. "¡Muévete, escoria!" te grita el auriga, vestido con una túnica costosa. Te apartas justo a tiempo. Te quedas mirando la magnificencia del Coliseo, imaginando las luchas que han tenido lugar allí dentro. Ves cómo unos guardias empujan a un grupo de mujeres de aspecto extranjero, encadenadas, hacia una de las entradas del anfiteatro. Mientras observas, dos pretorianas (guardias imperiales) con cascos y corazas ornamentadas te agarran bruscamente por los brazos. "¡Tú! ¡Extranjera! Tus ropas son insultantes. Además, pareces fuerte," dice una de ellas con desprecio. "El pueblo exige juegos. ¡Hoy lucharás para divertir a Roma!" Te arrastran sin contemplaciones hacia la arena. El reloj vibra con fuerza: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 9b.]] [[Si presionas en "2",|Página 10b.]] [[Si presionas en "1",|Página 11b.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la|Página 16b.)]]Aterrizas de pie sobre arena ardiente. El calor es sofocante, el sol implacable. Estás en el Antiguo Egipto. El majestuoso río Nilo fluye cerca, con barcas de velas triangulares deslizándose sobre sus aguas. En la orilla opuesta, ves campos verdes irrigados por canales. Pero lo que domina el paisaje son las pirámides en construcción, enormes montañas artificiales rodeadas de andamios y miles de trabajadores. Te acercas a un grupo que arrastra un bloque de piedra colosal sobre rodillos de madera. El esfuerzo es visible en sus rostros sudorosos. Una supervisora egipcia, con un vestido blanco y un látigo (whip) en la mano, observa atentamente el trabajo. Al verte, frunce el ceño. Tu ropa moderna destaca absurdamente en este entorno. "¡Eh, tú!" grita, señalándote con el látigo. "¿De dónde has salido? ¡No eres una de las nuestras! ¡Guardias, prended a esta intrusa!" Dos soldados corpulentas, armadas con lanzas y escudos de cuero, se dirigen hacia ti con paso amenazante. El reloj vibra con urgencia: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 8b.]] [[Si presionas en "2",|Página 11b.]] [[Si presionas en "1", |Página 5b.]] ([[Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 17b.)]]El caballero te golpea con su espada. FINEl salto te lanza al caos. Estás en las calles de París, 1793, en plena Revolución Francesa. El aire está cargado de tensión, huele a humo, a sudor y a vino barato. Hay barricadas improvisadas con adoquines y carros volcados. La gente corre en todas direcciones, muchos armados con herramientas de campo o mosquetes viejos. Oyes gritos de "¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!" mezclados con insultos y amenazas. Una multitud enfurecida, hombres y mujeres con gorros frigios rojos y aspecto desaliñado, te ve. Tus ropas limpias y modernas te delatan al instante. "¡Mirad! ¡Un aristócrata disfrazado!" grita una mujer con un cuchillo de cocina en la mano. "¡Debe ser un espía contrarrevolucionario!" Te rodean, sus rostros llenos de odio y sospecha. Te empujan, te insultan. Te arrastran sin piedad hacia la plaza principal, donde se alza la siniestra silueta de la guillotina, su hoja brillando a la luz del sol. El reloj vibra violentamente: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 10a.]] [[Si presionas en "2",|Página 4a.]] [[Si presionas en "1", |Página 3a.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 18a.)]]Aterrizas en una callejuela estrecha y oscura, llena de basura y agua estancada. El hedor es insoportable: una mezcla de enfermedad, suciedad y muerte. Estás en Londres, 1348, en el apogeo de La Peste Negra. Ves figuras encapuchadas moviéndose en las sombras, evitando el contacto. Hay cruces rojas pintadas apresuradamente en muchas puertas, marcando las casas de los infectados. Oyes lamentos y toses agónicas provenientes de las ventanas cercanas. Una carreta tirada por un hombre exhausto pasa lentamente, recogiendo cadáveres envueltos en sábanas. "¡Traigan a sus muertos!" grita con voz ronca. Una rata enorme, portadora de la plaga, corre sobre tus pies, haciéndote saltar hacia atrás. Al hacerlo, tropiezas con un hombre que yace en el suelo, cubierto de bubones (bubos) negros e hinchados. Te mira con ojos vidriosos y extiende una mano temblorosa. "¡Ayuda...!" murmura antes de empezar a toser violentamente, muy cerca de tu cara. La gente que pasa cerca se aparta horrorizada, señalándote como si tú fueras la fuente de la infección. El reloj vibra débilmente, casi sin fuerzas: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 7a.]] [[Si presionas en "2",|Página 5a.]] [[Si presionas en "1", |Página 6a.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 19a.)]]El T-Rex te pisa. FINEl salto te lanza al caos. Estás en las calles de París, 1793, en plena Revolución Francesa. El aire está cargado de tensión, huele a humo, a sudor y a vino barato. Hay barricadas improvisadas con adoquines y carros volcados. La gente corre en todas direcciones, muchos armados con herramientas de campo o mosquetes viejos. Oyes gritos de "¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!" mezclados con insultos y amenazas. Una multitud enfurecida, hombres y mujeres con gorros frigios rojos y aspecto desaliñado, te ve. Tus ropas limpias y modernas te delatan al instante. "¡Mirad! ¡Una aristócrata disfrazada!" grita una mujer con un cuchillo de cocina en la mano. "¡Debe ser una espía contrarrevolucionaria!" Te rodean, sus rostros llenos de odio y sospecha. Te empujan, te insultan. Te arrastran sin piedad hacia la plaza principal, donde se alza la siniestra silueta de la guillotina, su hoja brillando a la luz del sol. El reloj vibra violentamente: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 10b.]] [[Si presionas en "2", |Página 4b.]] [[Si presionas en "1", |Página 3b.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 18b.)]]Aterrizas en una callejuela estrecha y oscura, llena de basura y agua estancada. El hedor es insoportable: una mezcla de enfermedad, suciedad y muerte. Estás en Londres, 1348, en el apogeo de La Peste Negra. Ves figuras encapuchadas moviéndose en las sombras, evitando el contacto. Hay cruces rojas pintadas apresuradamente en muchas puertas, marcando las casas de los infectados. Oyes lamentos y toses agónicas provenientes de las ventanas cercanas. Una carreta tirada por un hombre exhausto pasa lentamente, recogiendo cadáveres envueltos en sábanas. "¡Traigan a sus muertos!" grita con voz ronca. Una rata enorme, portadora de la plaga, corre sobre tus pies, haciéndote saltar hacia atrás. Al hacerlo, tropiezas con una mujer que yace en el suelo, cubierta de bubones (bubos) negros e hinchados. Te mira con ojos vidriosos y extiende una mano temblorosa. "¡Ayuda...!" murmura antes de empezar a toser violentamente, muy cerca de tu cara. La gente que pasa cerca se aparta horrorizada, señalándote como si tú fueras la fuente de la infección. El reloj vibra débilmente, casi sin fuerzas: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 7b.]] [[Si presionas en "2", |Página 5b.]] [[Si presionas en "1", |Página 6b.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 19b.)]]El T-Rex te pisa. FIN¡El estruendo de un cañón te hace saltar! Aterrizas en un campo de batalla embarrado y caótico. Es América del Norte, alrededor de 1776: la Revolución Americana. El aire está espeso por el humo de la pólvora. Ves líneas de soldados británicos con sus distintivos casacas rojas avanzando disciplinadamente, disparando sus mosquetes. Enfrente, colonos americanos con ropas de granjero y algunos uniformes azules irregulares disparan desde detrás de árboles y muros de piedra. Un colono mayor, con un sombrero de tres picos y cara curtida, te agarra y te tira detrás de un muro bajo. "¡Rápido, muchacho! ¡No te quedes ahí parado! ¡Toma!" Te empuja un mosquete largo y pesado. "¡Carga y dispara, o los casacas rojas nos masacrarán!" Ves a un oficial británico a caballo, con una peluca empolvada, señalándote. Grita órdenes a sus hombres para que avancen hacia tu posición. ¡Las balas silban a tu alrededor! El reloj vibra, caliente por el esfuerzo: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 3a.]] [[Si presionas en "2", |Página 8a.]] [[Si presionas en "1", |Página 11a.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 20a.)]]El salto te deja sin aire y tiritando. Estás en un paso de montaña estrecho y ventoso, cubierto de nieve profunda. El frío es brutal, penetra hasta los huesos. Estás en los Andes, alrededor de 1819, durante las Guerras de Independencia de Sudamérica. Ves un ejército maltrecho: hombres envueltos en harapos, algunos descalzos, luchando por avanzar en la nieve. Sus rostros están demacrados por el hambre y el frío. A caballo, envuelto en una capa, Simón Bolívar intenta infundirles ánimo, su voz resonando en el aire gélido: "¡Adelante, patriotas! ¡La libertad nos espera al otro lado!" Un soldado veterano, con la cara quemada por el frío, te echa encima una manta áspera y te da una palmada en la espalda. "¡Camina, muchacho! Si te detienes, la montaña te reclamará. ¡El enemigo español está cerca, debemos cruzar antes de que nos encuentren!" Oyes el eco lejano de disparos rebotando entre los picos nevados. El reloj vibra débilmente, afectado por el frío extremo: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 4a.]] [[Si presionas en "2",|Página 7a.]] [[Si presionas en "1", |Página 9a.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la|Página 21a.)]]Un león es liberado. No eres un gladiador. FIN¡El estruendo de un cañón te hace saltar! Aterrizas en un campo de batalla embarrado y caótico. Es América del Norte, alrededor de 1776: la Revolución Americana. El aire está espeso por el humo de la pólvora. Ves líneas de soldados británicos con sus distintivos casacas rojas avanzando disciplinadamente, disparando sus mosquetes. Enfrente, colonos americanos con ropas de granjero y algunos uniformes azules irregulares disparan desde detrás de árboles y muros de piedra. Una colona mayor, con un sombrero de tres picos y cara curtida, te agarra y te tira detrás de un muro bajo. "¡Rápido, muchacha! ¡No te quedes ahí parada! ¡Toma!" Te empuja un mosquete largo y pesado. "¡Carga y dispara, o los casacas rojas nos masacrarán!" Ves a un oficial británico a caballo, con una peluca empolvada, señalándote. Grita órdenes a sus hombres para que avancen hacia tu posición. ¡Las balas silban a tu alrededor! El reloj vibra, caliente por el esfuerzo: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 3b.]] [[Si presionas en "2", |Página 8b.]] [[Si presionas en "1", |Página 11b.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 20b.)]]El salto te deja sin aire y tiritando. Estás en un paso de montaña estrecho y ventoso, cubierto de nieve profunda. El frío es brutal, penetra hasta los huesos. Estás en los Andes, alrededor de 1819, durante las Guerras de Independencia de Sudamérica. Ves un ejército maltrecho: hombres y mujeres envueltos en harapos, algunos descalzos, luchando por avanzar en la nieve. Sus rostros están demacrados por el hambre y el frío. A caballo, envuelto en una capa, Simón Bolívar intenta infundirles ánimo, su voz resonando en el aire gélido: "¡Adelante, patriotas! ¡La libertad nos espera al otro lado!" Una soldado veterana, con la cara quemada por el frío, te echa encima una manta áspera y te da una palmada en la espalda. "¡Camina, muchacha! Si te detienes, la montaña te reclamará. ¡El enemigo español está cerca, debemos cruzar antes de que nos encuentren!" Oyes el eco lejano de disparos rebotando entre los picos nevados. El reloj vibra débilmente, afectado por el frío extremo: 3... 2... 1... 3... 2... 1... [[Si presionas en "3", |Página 4b.]] [[Si presionas en "2",|Página 7b.]] [[Si presionas en "1", |Página 9b.]] [[(Presionar demasiado tarde te lleva a la |Página 21b.)]]Presionas la corona justo a tiempo. El reloj echa una pequeña nube de humo con olor a ozono y se apaga por completo. El brillo desaparece. Oyes la voz ligeramente irritada del Sr. Morales. "...y por eso, Álex, deberías prestar atención y dejar los juguetes en casa." Parpadeas. Estás de vuelta en tu incómoda silla de plástico. Miras el reloj; ahora parece solo un trozo de metal viejo y sin vida. Tus compañeros te miran con curiosidad. Levantas la mano, sintiendo una nueva y extraña fascinación. "Sr. Morales," dices, carraspeando, "¿podría explicar de nuevo lo de la guillotina y por qué la llamaban 'la navaja nacional'?" El Sr. Morales se sorprende, pero sonríe. Has vuelto. Y, contra todo pronóstico, la historia acaba de volverse apasionante. FINEl guardia te golpea. El reloj se rompe. Estás atrapado. FINEl guardia te golpea. El reloj se rompe. Estás atrapada. FINPresionas la corona justo a tiempo. El reloj echa una pequeña nube de humo con olor a ozono y se apaga por completo. El brillo desaparece. Oyes la voz ligeramente irritada del Sr. Morales. "...y por eso, Álex, deberías prestar atención y dejar los juguetes en casa." Parpadeas. Estás de vuelta en tu incómoda silla de plástico. Miras el reloj; ahora parece solo un trozo de metal viejo y sin vida. Tus compañeros te miran con curiosidad. Levantas la mano, sintiendo una nueva y extraña fascinación. "Sr. Morales," dices, carraspeando, "¿podría explicar de nuevo lo de la guillotina y por qué la llamaban 'la navaja nacional'?" El Sr. Morales se sorprende, pero sonríe. Has vuelto. Y, contra todo pronóstico, la historia acaba de volverse apasionante. FINLa multitud te atrapa. Es el fin. FINPresionas la corona justo a tiempo. El reloj echa una pequeña nube de humo con olor a ozono y se apaga por completo. El brillo desaparece. Oyes la voz ligeramente irritada de la Sra. Morales. "...y por eso, Ana, deberías prestar atención y dejar los juguetes en casa." Parpadeas. Estás de vuelta en tu incómoda silla de plástico. Miras el reloj; ahora parece solo un trozo de metal viejo y sin vida. Tus compañeros te miran con curiosidad. Levantas la mano, sintiendo una nueva y extraña fascinación. "Sra. Morales," dices, carraspeando, "¿podría explicar de nuevo lo de la guillotina y por qué la llamaban 'la navaja nacional'?" La Sra. Morales se sorprende, pero sonríe. Has vuelto. Y, contra todo pronóstico, la historia acaba de volverse apasionante. FINLa multitud te atrapa. Es el fin. FINTe escondes en una casa, pero ya estaba infectada. FINTe escondes en una casa, pero ya estaba infectada. FINUn "Casaca Roja" te dispara. El reloj se rompe. FINUn "Casaca Roja" te dispara. El reloj se rompe. FINUn león es liberado. No eres un gladiador. FIN Caes en la nieve y te duermes para siempre. FINCaes en la nieve y te duermes para siempre. FINUn león es liberado. No eres un gladiador. FIN